La semana pasada terminó para Europa con cierta calma después de que Merkel y Sarkosy anunciaran que no dejarían que Grecia entrara en bancarrota e insolvencia. Las miradas estuvieron puestas en la reunión de ministros de finanzas durante este fin de semana en Polonia, a la cual incluso asistió Geithner. Por desgracia, los reportes de esa reunión son poco alentadores y se mantiene la división entre los miembros de la Unión. Por una lado, Alemania manda señales de que dificilmente otorgaría más recursos en apoyos, sobre todo porque Merkel enfrenta seria oposición al interior de su gobierno. Los finlandeses exigen colateral por la ayuda y no se llega a un acuerdo sobre un posible bono europeo. Los bancos siguen en aprietos y sólo esta´na ganando tiempo. Yo esperaría que los mercados el lunes abrieran a la baja reflejando este estado de cosas, pero independientemente de si veremos o no más volatilidad esta semana, mi posición sigue siendo pesimista como lo señalé en mi columna del Universal el miércoles pasado. El problema de fondo es más profundo y las acciones de respuesta son aún tímidas.
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