El tema del déficit público es central en la discusión actual mundial sobre política fiscal debido al enorme aumento en esta variable como consecuencia de la crisis y sus efectos posibles en el futuro, y México no es la excepción, aunque la situación en nuestro país parece más complicada debido a los problemas estructurales de nuestras finanzas públicas.
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Para entender un poco mejor esta discusión y problema, presento en este post una breve explicación (que intento sea sencilla) de lo que la teoría económica nos dice sobre los efectos que se derivan de un alto déficit público sobre otras variables en la economía.
Para entender un poco mejor esta discusión y problema, presento en este post una breve explicación (que intento sea sencilla) de lo que la teoría económica nos dice sobre los efectos que se derivan de un alto déficit público sobre otras variables en la economía.
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Primero hay que recordar que un mayor gasto público tiene que ser financiado de alguna forma. Esto puede ser vía un aumento de impuestos, emisión de más deuda pública o mediante expansión monetaria para provocar inflación generando lo que se conoce como un impuesto inflacionario o señoriaje al perder poder adquisitivo la moneda. Como bien sabemos, el problema de aumentar impuesto es muy complejo políticamente, por lo que si aumenta el gasto generará mayor déficit y tendríamos las dos fuentes restantes de financiamiento. Por el momento dejamos a un lado la emisión monetaria, ya que en la actualidad esto es más difícil debido a la creciente autonomía de los bancos centrales. Entonces queda la opción de deuda.
En el enfoque tradicional lo que se postula es que un mayor déficit público financiado vía deuda provocará una reducción en el ahorro nacional lo que a su vez conducirá a una menor inversión privada y un mayor déficit comercial.
Primero hay que recordar que un mayor gasto público tiene que ser financiado de alguna forma. Esto puede ser vía un aumento de impuestos, emisión de más deuda pública o mediante expansión monetaria para provocar inflación generando lo que se conoce como un impuesto inflacionario o señoriaje al perder poder adquisitivo la moneda. Como bien sabemos, el problema de aumentar impuesto es muy complejo políticamente, por lo que si aumenta el gasto generará mayor déficit y tendríamos las dos fuentes restantes de financiamiento. Por el momento dejamos a un lado la emisión monetaria, ya que en la actualidad esto es más difícil debido a la creciente autonomía de los bancos centrales. Entonces queda la opción de deuda.
En el enfoque tradicional lo que se postula es que un mayor déficit público financiado vía deuda provocará una reducción en el ahorro nacional lo que a su vez conducirá a una menor inversión privada y un mayor déficit comercial.
Más o menos lo que ocurre es lo siguiente. Un mayor déficit público significa menor ahorro público y por ende menor ahorro nacional, reduciendo los recursos disponibles para financiar a la inversión. En este proceso termina aumentando la tasa de interés. Esto es lo que se conoce como efecto desplazamiento (crowding out). Un aumento en gasto público desplaza gasto en inversión privada, que no necesariamente tiene que ser de uno a uno.
Por otro lado, este aumento en tasas de interés estimula la llegada de capitales externos lo que afecta el valor de la moneda local, aumentando su valor (apreciación), afectando negativamente las exportaciones y provocando un aumento en el déficit comercial.
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Esta es sólo una visión, probablemente dominante en la economía, pero no es la única, e incluso hay que matizar varias cosas, pero a grosso modo nos da idea del problema.
Esta es sólo una visión, probablemente dominante en la economía, pero no es la única, e incluso hay que matizar varias cosas, pero a grosso modo nos da idea del problema.
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La otra variable relevante es el impacto sobre inflación. Pero postular que un mayor déficit provoca inflación requiere que regresemos al componente de financiamiento asociado a la expansión monetaria. Es decir, vía la generación de un proceso inflacionario que produce una pérdida de valor real de la moneda y, en consecuencia, de la deuda en términos reales. Esto permite financiar el déficit. Claramente en esta idea se encuentra atrás el concepto de que la inflación es en última instancia un fenómeno monetario. Hay que enfatizar que para que esto suceda, el banco central tiene que estar de acuerdo, lo cual ahora es más dificil debido a que es autónomo y tiene un mandato de evitar inflación.
La otra variable relevante es el impacto sobre inflación. Pero postular que un mayor déficit provoca inflación requiere que regresemos al componente de financiamiento asociado a la expansión monetaria. Es decir, vía la generación de un proceso inflacionario que produce una pérdida de valor real de la moneda y, en consecuencia, de la deuda en términos reales. Esto permite financiar el déficit. Claramente en esta idea se encuentra atrás el concepto de que la inflación es en última instancia un fenómeno monetario. Hay que enfatizar que para que esto suceda, el banco central tiene que estar de acuerdo, lo cual ahora es más dificil debido a que es autónomo y tiene un mandato de evitar inflación.
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Agrego dos gráficas históricas para México (hacer click sobre ellas para agrandar). En la pímera se observa la relación déficit e inflación. Claramente en los ochentas son los dos altos, pero hay que recordar que en esos años el banco de México dependia del ejecutivo. La segunda gráfica muestra la evouclión del gasto y del déficit.
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Finalmente, existen problemas de largo plazo que no discuto más acá, pero uno muy relevante tiene que ver con lo que se denomina sustentabilidad de largo plazo de la política fiscal. De manera sencilla la idea es: un déficit creciente que conduce a una deuda creciente puede terminar en un proceso explosivo. La deuda sería impagable, obviamente conduciendo a una situación de insolvencia que nos dejaría fuera de los mercados internacionales voluntarios de capital y afectaría nuestro crecimiento.
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Estas son ideas básicas, pero no significa que es la única forma de verlo y que no existan otros mecanismos para enfrentar este problema, que espero poder ampliar en otra ocasión.
4 comentarios:
Tras la reciente puesta en evidencia muy pública de la falta de sustentabilidad de largo plazo de la política fiscal de México, consecuencia en buena medida de un uso irresponsable de los excedentes de años pasados y de la falta de reformas, era de esperarse que surjan propuestas por parte de los partidos políticos de fuentes de ingresos que no impliquen ni señoriaje ni mayores déficit o impuestos, para evitar sus respectivos costos o impedimentos políticos, en especial en el caso de nuevos impuestos, por sus implicaciones en el contexto de crisis. Es así que el PRI ha propuesto la desaparición de la Secretaría de la Función Pública(SFP), porque, como ya lo había señalado el Instituto Mexicano para la Competitividad(IMCO)(quien enfatiza que no existe un órgano equivalente ni Inglaterra ni EU), otorgando más facultades a la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y haciendo que sean los órganos internos de control de cada dependencia federal los que finquen responsabilidades penales y sanciones menores a funcionarios corruptos, entre otros cambios, la SFP es prescindible. Con su desaparición se ahorrará mucho y habrá mayor eficiencia en este ámbito de gobierno, afirman los priistas.
Así, se inicia una serie de propuestas que vendrán de los partidos para mejorar la situación fiscal del país que seguramente se discutirán en el próximo periodo de sesiones del Congreso. Esperemos que, entre otras cosas, ahora sí diseñen y aprueben mecanismos que obliguen a todos los gobiernos estatales y locales a tener una política fiscal más responsable, de tal modo que despilfarren mucho menos para evitar que esta situación de fragilidad fiscal se agrave o repita; el impedimento está en que esta idea a muchos no les parece atractiva, naturalmente.
Sabemos que nuestra economía está muy ligada a la de Estados Unidos, en particular al rededor de una quinta parte de nuestra economía depende de la manufactura que se exporta principalmente a Estados Unidos y, por otro lado , el déficit que comentas será difícil de subsanar dado que el sector petrolero va en decadencia, especialmente ahora que la producción del pozo principal va en decremento y la inversión pública será mucho menor, de ahí la urgencia de una reforma fiscal integral.
Vannesa Miramón
Saludos....Coincido en que urge una Reforma Fiscal. Y, por definicion, una reforma no puede envolucrar un aumento al IVA, ya que un aumento al IVA impacta negativamente a las clases humildes y clases trabajadoras, ambas con un alto propensidad de consumir. Por eso mismo, un impuesto que impacta negativamente el consumo no puede ser considerado una "reforma", palabra que implica mejoramiento. Entonces, me agrada que tantos de ustedes coinciden conmigo en la necesidad de una reforma fiscal, aumentando el ISR al 40%, y gravando dividendos y ganancias bursatiles al 25%.......Saludos..
Lo que más le debería proecupar a las autoridades son las consecuencias a largo plazo de cualquier decisión que se tome en este momento para financiar el gasto público. Sobre todo porque México se encuentra en una situación muy delicada que parece no será transitoria y cualquier decisión que tenga repercusiones en el largo plazo deberá ser analizada con mayor detenimiento.
Por otra parte, es muy interesante ver el comportamiento del déficit público y la inflación antes y después de 1994, donde se le otorgó autonomía al Banco de México. Después de ese año, la inflación ya no responde a cambios en la oferta monetaria de la misma manera que lo hacía antes (como lo explicaria la teoría). Por lo tanto, pueden ser más impredecibles los efectos de una política monetaria de este tipo y así generar mayor incertidumbe, lo cual es ariesgado especialmente en una situaciones de crisis.
M. Lucía Rodríguez
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