En una sesión el día de ayer en la reunión de Atlanta, diversos economistas presentaron un panorama preocupante sobre las perspectivas de crecimiento en Estados Unidos para este año y el resto de esta nueva década. Los argumentos difieren algo, pero la conclusión es prácticamente la misma. Feldstein vuelve a poner el dedo en la posibilidad de que hacia la segunda parte del 2010 se observe una nueva caída al ir disminuyendo el efecto de los estímulos fiscales. De hecho, menciona que a diferencia de sus colegas conservadores (¡¡), el defendió la aplicación de un fuerte estímulo fiscal (lo cual es cierto), pero el paquete real resultó menor, por lo que cree que existe una probabilidad de una "W" cuando se acabe el vapor de la máquina. En esa misma mesa, Jorgenson enfatizó la disminución en la calidad de la fuerza de trabajo y su efecto en la productividad, lo que afectará las tasas de crecimiento futuras. Stiglitz obviamente también mostró sus preocupaciones, y si bien coincidió con Rogoff sobre el aumento en el déficit público y sus efectos futuros, también señaló que no debe convertirse a este un "fetiche". Adicionalmente indicó que el aumento que se observará en la tasa de ahorro de los americanos, lo cual puede tener un efecto negativo en el crecimiento inmediato (via disminución en componentes de la demanda agregada).
Estas opiniones debieran preocuparnos a los mexicanos, ya que nuestro crecimiento futuro esta fuertemente ligado al crecimiento de nuestro vecino del norte, en la medida que no podemos generar fuentes propias o motores propios en nuestro mercado interno. Si estas preocupaciones llegaran a cristalizarse, definitivamente son muy malas noticias para la economía mexicana.
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