El viernes 4, Raymundo Riva Palacio tituló su columna en el Financiero "Videgaray, el hombre del MIT" en referencia a un artículo publicado en The Economist el 22 de marzo: "Mexico´s finance minister The man from MIT. A raíz de la columna de Riva Palacio, se postearon notas en las redes sociales caracterizando a Videgaray como un keynesiano, a diferencia de Gil Díaz y Carstens. De hecho, durante la discusión de la reforma fiscal a fines del año pasado, en algunas columnas se le había caracterizado de igual forma, en particular por su solicitud de un gasto deficitario temporal.
Leo de manera sistemática a Riva Palacio y en general concuerdo con su análisis agudo, pero creo que en esta ocasión difiero con parte de su nota, la cual ha llevado a esta caracterización de Videgaray, con la cual no estoy seguro sea precisa. Creo que éste es el párrafo que sería el causante de una interpretación poco precisa:
"México es una economía de mercado, pero debemos tener mejores mercados”, dijo. “El gobierno necesita trabajar para mejorar el comportamiento de los mercados”. Bajo esa filosofía, contextualizó el corresponsal, se redactaron las reformas energéticas,
telecomunicaciones, financiera, bancaria y educativa. La Rectoría del Estado sobre la economía, en la lógica de Keynes, contra la visión neoclásica de Chicago, representada en Hacienda por Francisco Gil, subsecretario en el gobierno de Ernesto Zedillo y secretario en el de Vicente Fox, y Agustín Carstens, quien dejó la vicepresidencia del Fondo Monetario Internacional para ser secretario de Hacienda en el gobierno de Felipe Calderón y más adelante, presidente del Banco de México." (negritas e itálicas mías)
Riva Palacio sugiere que Videgaray adopta la posición de Keynes de "la rectoría del Estado sobre la economía". Por cierto, Keynes no sugirió eso, sino la intervención activa del Estado en política macroeconómica estabilizadora, que no es lo mismo que una rectoría. Pero el artículo de The Economist tampoco hace referencia a Keynes.
Al respecto me gustaría complementar la nota de Riva Palacio con algunas precisiones.
1. El debate keynesiano-monetarismo se desarrollo a mediados del siglo pasado, pero en la actualidad ya no es el relevante.
2. En el espectro de la teoría moderna macroeconómica dominante, el debate relevante se encuentra entre dos posiciones extremas, pero en donde existen posiciones intermedias con diversos matices. En un extremo está la denominada corriente de los Ciclos de Negocios Reales (RBC) con exponentes como Prescott (Nobel) y que, simplificando, postulan que el dinero y el mundo financiero (mundo nominal) no afecta al mundo real. Tampoco aceptan la existencia del ciclo económico y postulan que la evolución del producto real responde sólo a choques del mundo real (por ejemplo, tecnología o cambios en productividad) y no a choques nominales (dinero). Hay que recordar que estos académicos argumentaron en contra de la existencia de la crisis financiera y económica reciente en el 2008 y de la gran recesión. Desde luego están en contra de la intervención del Estado en la economía. Muchos de sus exponentes se ubican en Universidades en Arizona, Chicago o Minnesota. Dado que estas ciudades están cerca de lagos, a este grupo se le denominó economistas de "agua fresca".
3. En el otro extremo están los denominados "Nuevos Keynesianos", pero que no es un grupo homogéneo. La mayoría acepta como punto de partida un modelo neoclásico de agente representativo y racional y la microfundamentación de la macro. Pero también aceptan la existencia de rigideces en los mercados o fallas y que dan origen a resultados del tipo "keynesiano" en el corto plazo, principalmente desempleo, y que dan paso a los ciclos económicos. Muchos de sus exponentes enseñan en universidades ubicadas en la costa norteamericana, como Harvard, MIT o UCLA y por eso también les llaman economistas de "agua salada". En este sentido, el debate keynesiano-monetarista pasó a debate "economistas de "agua salada" vs "agua fresca". En realidad esta caracterización tampoco es precisa.
4. El grupo "Nuevo Keynesiano" es muy heterogéneo, y si bien la mayoría acepta la intervención del Estado, hay enormes diferencias de qué tanto y cómo debe intervenir, como se ha visto desde la irrupción de la gran crisis del 2008 y la Gran recesión del 2009. Por ejemplo Mankiw (Harvard)privilegia la política monetaria a la fiscal mientras que Blanchard (MIT y ahora economista en jefe del FMI) fue un importante impulsor de políticas fiscales contra cíclicas o Krugman, quien ha sido de los más radicales.
5. Pero la mayoría de estos "nuevos" keynesianos tienen muy poco de keynesianos. Por cierto, actualmente un modelo dominante en la academia y que se utiliza crecientemente en bancos centrales es el llamado DSGE nuevo keynesiano (modelo de equilibrio general estocástico dinámico) que es fundamentalmente clásico o neoclásico y sólo se le introducen ciertas rigideces nominales (y mercados no competitivos), así como el papel de la política monetaria, para provocar ciclos económicos en el corto plazo.
6. En cuanto a nuestros secretarios de hacienda, desde los tiempos de Aspe, todos han sido formados en la teoría macro dominante. efectivamente, Aspe y Videgaray son de MIT y estuvieron expuestos a profesores como Dornbush, en el primer caso, o Blanchard (supongo) en el segundo. Gil Díaz y Carstens son de Chicago. Pero esto no se refleja necesaria en visiones opuestas sobre el funcionamiento de la economía y la acción de las políticas macroeconómicas. Por ejemplo, Carstens impulsó política fiscal contracíclica en el 2008 y parte del 2009, y ahora lo hace en cierta forma desde el Banco Central. El famoso déficit estructural que permite un déficit temporal solicitado por Videgaray el año pasado, lo implementó Carstens en su política fisca del 2009-2010. Probablemente Gil Díaz era más ortodoxo, pero aún así fue un crítico del RBC y de los DSGE como lo refleja sus críticas y desacuerdos con el departamento de Economía del ITAM a finales de los noventa y que fueron públicas, así como una columna periodística (creo que fue un discurso en el ITAM) en donde reivindica la enseñanza del modelo IS-LM por su utilidad intuitiva.
7. En todo caso, desde mi punto de vista, me parece una exageración calificar a Videgaray de keynesiano. Claramente acepta las rigideces e imperfecciones en los mercados y la necesidad de una intervención gubernamental en la economía vía política macroeconómica estabilizadora, lo que lo podría ubicar como "nuevo" keynesiano en el sentido que señalo en el punto 5 arriba. Es probable que por esto, el artículo de The Economist es más cauto y no hace referencia al termino keynesiano o nuevo keynesiano. Pero definitivamente eso está lejos de una rectoría del Estado en la Economía.
El tema da para mucho más, pero creo que este post ya ha sido suficientemente largo.