Comparto esta opinión de un alumno del CIDE, con la finalidad de promover la opinión y el debate. Aclaro que sólo Luis Felipe Velázquez es responsable de esta opinión.
Pues leí el reporte completo que elaboró el Doctor Gerardo Esquivel para Oxfam México. Es un trabajo que aplaudo con singular vehemencia. En él se exponen cifras y situación cuyo más leal adjetivo es: aterradoras. Seguramente en distintos medios ya habrán podido escuchar de ellas. Sin embargo, considero que es un trabajo que se queda en lo expositivo sin lograr ser un sustancial planteamiento propositivo.
El trabajo concluye planteando cinco propuestas para combatir la desigualdad en México. Dos de ellas son, primero, un gasto mejor focalizado, basándose en una eficientización de los gastos sectoriales y regionales; y segundo, aumentar y mejorar la transparencia y rendición de cuentas, para lo que propone hacer públicas las declaraciones patrimoniales de todos los funcionarios públicos. No hay mucho que comentar sobre estas dos, son buenas y hasta lógicas. Sin embargo, me decepciona un poco el planteamiento de las otras tres.
En primer lugar, plantea que el Estado de Bienestar debe desaparecer y en su lugar trabajar un “Estado Social”. Lo que quiere decir con eso es que el Estado debe dejar de “dar” y debe, en su lugar, “garantizar”. En general, la propuesta se limita a que el Estado debe “asegurar” el “acceso” a servicios de calidad. ¿Entonces esto no es “dar”? Si la propuesta se refería a garantizar que los ciudadanos puedan tener remuneraciones o ingresos suficientes para acceder a esos servicios, hubiera valido la pena explicitarlo. De otro modo, no me queda claro de qué viene la propuesta.
En segundo lugar, y naturalmente, plantea una política fiscal más progresiva. En este sentido, propone varias acciones con las que coincido, como gravar los ingresos, herencias y patrimonio del quintil de ingresos más alto de la población, aproximadamente. Sin embargo, en la propuesta no menciona el impuesto al consumo. Este tema lo aborda en el desarrollo del trabajo para afirmar que este impuesto es completamente regresivo. Me hubiese gustado que se profundizara más en este súper polémico aspecto y propusiera algo al respecto.
Por último, propone un cambio en la política salarial. Expone que la actual política “es casi vergonzosa” porque sigue orientada a la contención de la inflación cuando, afirma, el salario mínimo ya no tiene efectos inflacionarios. Sin embargo, se limita a decir que “no existe evidencia reciente” que demuestre lo contrario y nunca explica por qué es que el salario mínimo ya no tiene esos efectos. Ni si quiera se cita alguna investigación que se haya encargado buscar dicha “inexistente evidencia” sin poder encontrarla.
Lo anterior es referente a las propuestas y es por lo que, considero, el trabajo es meramente expositivo y no logra ser sustancialmente propositivo. Además, a lo largo del texto hay algunos argumentos o afirmaciones que me dieron comezón. Por ejemplo, en el apartado “Reparto Capital-Trabajo”, el Dr. Esquivel afirma que el cambio en la distribución funcional del producto en favor del factor capital por encima del factor laboral sólo puede explicarse por dos cosas: un aumento considerable del tamaño del capital en México o “un aumento en la capacidad de negociación de los dueños del capital para apropiarse de una porción mayor del valor agregado.” Aparentemente adoptando la segunda, afirma que esta “colosal redistribución funcional del ingreso” hacia el capital, explica (en parte) la creciente evolución de la desigualdad en México. A mi parecer, existe una buena probabilidad de que el cambio en la distribución funcional del producto en favor del factor capital se deba al desarrollo tecnológico. Haría falta revisar las series históricas de esta distribución funcional del producto en otros países (no las encontré después de buscarlas rápidamente), cotejarlas con su desarrollo tecnológico y compararlas con el desempeño de la desigualdad distributiva del ingreso en esos países.
En conclusión, quiero hacer énfasis en el gusto que me dio tanto conocer el trabajo como el impacto en medios que con méritos se ha ganado. Esfuerzos como éste evitan que este tema absolutamente relevante se aleje de la agenda pública. Sin embargo, la desigualdad en México es evidente a través de innumerables canales, por lo que es momento de ponernos a plantear soluciones serias, explícitas, viables, fundamentadas y sustanciales para combatir este cáncer.
1 comentario:
En cuanto a lo de Estado de Bienestar y Estado Social, creo que la etiquetas están mal usadas por parte del Dr. Esquivel, pero creo que no se tiene que tomar literal la propuesta sino de forma conceptual, es decir una nueva conceptualización de lo que debería ser el Estado en materia de Desarrollo Social y Distribución de la Riqueza.
Dentro de la discusión de la Inflación y el Salario, me parece que Esquivel olvido/evito citar el estudio que realizó en compañía de varios académicos más el año pasado sobre el aumento al salario mínimo, mismo que fue encargado por el GDF. Bueno además que ya desde Marshall se mencionaba el poder de negociación que tienen los dueños del capital frente a los trabajadores, para más información ver: (Ros, Jaime, “La Edad De Plomo Del Desarrollo Latinoamericano”, FCE.)
En cuanto a la distribución del producto entre K y L, sin duda es más complejo que el avance tecnológico, y es que el mismo modelo económico de crecimiento vía exportaciones, incentiva el ahorro de mano de obra (aquí existe una controversia ya de algunos años entre los investigadores del Norte y Centro-Oriente del país), pero cualquier investigador que haya realizado trabajos de campo sobre la industria manufacturera en las distintas regiones sabe (o eso espero) que la mayoría de la tecnología usada es importada de sedes extranjeras y que aquí (en México) se realiza una exhaustiva labor de reparación (ad infinitum) una vez montada la misma en las cadenas y estructuras de producción de las plantas, es decir “avance tecnológico”… muy poco ( a mi parecer), pero bueno datos duros no tenemos. Las series estadísticas son muy escasas. En cuanto a que los salarios se hayan contraído tanto, creo que mucho también se explica por la política de contención salarial de los 80 y 90s, bueno toda vez que los sindicatos charros y blancos han hecho lo propio. Aquí se puede ver una relación entre tasas de sindicalización y pobreza que la OCDE público hace un tiempo (https://rwer.wordpress.com/2014/02/16/collective-bargaining-and-poverty-reduction-oecd-data/ )
Bueno eso creo es todo, la discusión da para más pero aquí lo dejo.
Saludos Dr. Alejandro
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