Concuerdo con lo plasmado en su columna en el sentido de que se debe presupuestar dejando de lado los la politización de estos recursos, desafortundadamente las cosas no funcionan de esa manera en la ALDF, desde hace dos años se aprobó un nuevo destino de gasto, el 64: Proyectos delegacionales etquetados, que básicamente eran recursos específicos para seguridad y obra públicas, dicha etiquetación lo hacía ver como una propuesta pensada para beneficiar a la población de las delegaciones, sin embargo, estos recursos no se aprobaron con la opinión de los delegados y en base a las necesidades de cada Delegación, por lo tanto hubo un sub-ejercicio de recursos debido a que los recursos se etiquetaron para obras públicas sin tener la adecuada planeación y en muchos casos habían presupuestado obras ¡sin siquiera tener el espacio físico para hacerlas!
Los diputados de la ALDF se jactaban de haber aprobado recursos para el beneficio de la población cuando lo único para lo que fue utilizado fue para la auto-promoción y cuando estaba por terminar el ejercicio fiscal, los diputados se dieron cuenta de que una gran cantidad de recursos no se habían ejercido y de inmediato solicitaron a la Contraloría y Contaduría Mayor, auditar el porqué de ese sub-ejercicio.
Para el ejercicio fiscal de 2011 la cuestión no fue tan diferente en este caso se aprobó un otro destino de gasto el 65: Presupuesto Participativo, dónde principalmente se le consultaba a la población de las delegaciones sobre sus necesidades por colonias, pero de nuevo no hay un marco jurídico adecuado para el ejercicio de estos recursos.
El punto al que quiero llegar es el siguiente: cada Delegado sabe que tiene un periodo de tres años para asegurarse un puesto en alguna otra instancia de gobierno, llámese una Jefatura Delegacional o Diputación Federal y utlizan su gestión para abrirse un espacio en estos puestos basándose en los lazos y relaciones que pueda crear a través de su trabajo legislativo, la mayoría de los contratos de obra están "apalabrados" por así decirlo, entonces esto de destinar recursos a las necesidades de las delegaciones se vuelve una pantalla de lo que tendría que ser su trabajo legislativo.
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Concuerdo con lo plasmado en su columna en el sentido de que se debe presupuestar dejando de lado los la politización de estos recursos, desafortundadamente las cosas no funcionan de esa manera en la ALDF, desde hace dos años se aprobó un nuevo destino de gasto, el 64: Proyectos delegacionales etquetados, que básicamente eran recursos específicos para seguridad y obra públicas, dicha etiquetación lo hacía ver como una propuesta pensada para beneficiar a la población de las delegaciones, sin embargo, estos recursos no se aprobaron con la opinión de los delegados y en base a las necesidades de cada Delegación, por lo tanto hubo un sub-ejercicio de recursos debido a que los recursos se etiquetaron para obras públicas sin tener la adecuada planeación y en muchos casos habían presupuestado obras ¡sin siquiera tener el espacio físico para hacerlas!
Los diputados de la ALDF se jactaban de haber aprobado recursos para el beneficio de la población cuando lo único para lo que fue utilizado fue para la auto-promoción y cuando estaba por terminar el ejercicio fiscal, los diputados se dieron cuenta de que una gran cantidad de recursos no se habían ejercido y de inmediato solicitaron a la Contraloría y Contaduría Mayor, auditar el porqué de ese sub-ejercicio.
Para el ejercicio fiscal de 2011 la cuestión no fue tan diferente en este caso se aprobó un otro destino de gasto el 65: Presupuesto Participativo, dónde principalmente se le consultaba a la población de las delegaciones sobre sus necesidades por colonias, pero de nuevo no hay un marco jurídico adecuado para el ejercicio de estos recursos.
El punto al que quiero llegar es el siguiente: cada Delegado sabe que tiene un periodo de tres años para asegurarse un puesto en alguna otra instancia de gobierno, llámese una Jefatura Delegacional o Diputación Federal y utlizan su gestión para abrirse un espacio en estos puestos basándose en los lazos y relaciones que pueda crear a través de su trabajo legislativo, la mayoría de los contratos de obra están "apalabrados" por así decirlo, entonces esto de destinar recursos a las necesidades de las delegaciones se vuelve una pantalla de lo que tendría que ser su trabajo legislativo.
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